En el mundo del fútbol siempre habrá voces críticas, personas que buscan señalar cada error o cada partido malo. Sin embargo, cuando se trata de Lionel Messi, esas críticas se vuelven injustas y hasta absurdas. No se puede criticar a un jugador que lo ha ganado absolutamente todo, desde el Mundial Sub-20 hasta el Balón de Oro, pasando por la Champions League, la Copa América y finalmente el tan ansiado Mundial de mayores en Qatar 2022. ¿Qué más se le puede exigir a alguien que ya se ha consagrado como el mejor de la historia?
Un jugador que transforma equipos
Muchos cuestionan el presente de Messi en el Inter Miami, pero es importante poner las cosas en contexto. Llegó a la MLS con 36 años y, en tan solo siete partidos, consiguió levantar un título con un equipo que hasta entonces era considerado uno de los peores de la liga. No hablamos de un club repleto de jóvenes promesas ni de estrellas internacionales en su mejor momento, sino de un conjunto que dependía casi exclusivamente de la magia de un jugador de casi 38 años.
Imaginen por un instante lo que significaría si otros futbolistas de renombre se fueran a ligas como la saudí y, aun rodeados de jóvenes talentos y fichajes multimillonarios, no lograran ganar nada. Sin embargo, Messi llegó a un club sin historia ganadora y cambió radicalmente su destino. Eso, por sí solo, ya es una prueba irrefutable de su grandeza.
No más exigencias imposibles
Los críticos dicen que Messi ya no corre como antes, que su físico no es el mismo y que no siempre puede cargar con el peso de un equipo entero. Pero esas críticas ignoran una verdad esencial: Messi ya dio más de lo que cualquier otro futbolista en la historia pudo dar. No se puede exigir a un campeón del mundo, a un múltiple ganador del Balón de Oro y a un jugador que ha marcado más de 800 goles que vuelva a demostrar cada semana lo que ya quedó escrito en oro.
Messi no tiene nada que probar. Su legado ya está asegurado, y cada partido que juega hoy es simplemente un regalo para los fanáticos que aún pueden verlo en acción. Pretender que siga respondiendo como si tuviera 25 años es desconocer lo que significa la carrera deportiva de un futbolista.
La diferencia con los demás
Si comparamos, la diferencia es clara. En Arabia Saudita se han reunido grandes estrellas, muchos en mejor condición física y con más refuerzos a su alrededor. Y aun así, no logran la misma trascendencia que Messi con un Inter Miami que, hasta su llegada, era prácticamente invisible en el panorama internacional. ¿Qué más se puede pedir?
Además, no olvidemos que Messi nunca buscó la comodidad. Pudo haberse retirado después del Mundial de Qatar, en la cima absoluta de la gloria, y nadie habría podido recriminarle nada. Sin embargo, eligió seguir jugando, inspirando, demostrando que su amor por el fútbol está por encima de los contratos o de las críticas.
El Rey absoluto
Hoy, Messi es mucho más que un futbolista. Es un símbolo cultural, un referente mundial, un ídolo para millones que crecieron viéndolo romper récords. Desde que ganó el Golden Boy en 2005 hasta levantar el Mundial en 2022, ha escrito una historia imposible de igualar. Y, a pesar de todo, aún sigue regalándonos destellos de genialidad en cada partido.
Exigirle más a Messi es una falta de respeto a todo lo que ya entregó. Es como pedirle a un rey que vuelva a conquistar reinos después de haberlo conquistado todo. Porque la verdad es simple y contundente: el Rey del fútbol ya lo ganó absolutamente todo.