En el fútbol, las leyendas nacen, se olvidan y luego renacen, pero solo unas pocas trascienden el tiempo mismo. Alfredo Di Stéfano lo hizo en 1989 cuando recibió un Balón de Oro único, irrepetible, un trofeo que nadie antes ni después ha tocado. Y ahora, 40 años después, los rumores crecen: la historia podría repetirse. Solo que esta vez, el nombre que resonará por la eternidad será Lionel Andrés Messi.
Si los rumores son ciertos, en 2029 el mundo podría presenciar un acto sin precedentes: Messi siendo honrado con un Balón de Oro especial e irrepetible — no por una temporada, ni siquiera por una década, sino por toda una era. No se trata de “otro premio más”. Es una corona simbólica. Un punto final al final de una historia que ha definido el fútbol mundial durante dos décadas.
De Rosario a París, de Barcelona a Miami, el camino de Messi ha sido mucho más que un recorrido deportivo — ha sido una revolución cultural. Ocho Balones de Oro, una Copa América, una Copa del Mundo, cuatro Champions League y más de 800 goles. Pero lo que lo separa del resto no son solo los números. Es la emoción. Es la forma en que hace sentir el juego — frágil y divino al mismo tiempo.
Cuando Di Stéfano recibió su Balón de Oro especial en 1989, fue un reconocimiento que ninguna métrica ordinaria podía medir. El premio fue exclusivo, eterno — el “Super Balón de Oro”. Solo uno ha existido. Y si el fútbol realmente cree en los ciclos, entonces 2029 — cuarenta años después — sería el momento perfecto para que ese ciclo se cierre nuevamente.
La candidatura de Messi no se trata solo de nostalgia. Se trata de la continuidad de la belleza en movimiento. Durante veinte años, ha hecho lo que todo artista sueña: mantenerse relevante, perfecto, humano. Su nombre ha cruzado eras, generaciones e incluso rivalidades. Cuando Cristiano Ronaldo se desvanece en el papel de competidor inmortal, Messi se convierte en algo más: un mito que aún camina entre nosotros.
Un Super Balón de Oro para Messi significaría que el mundo reconoce oficialmente lo que los aficionados han discutido durante años: que ningún jugador, ni Pelé, ni Maradona, ni Ronaldo, ha dominado la narrativa del fútbol de una manera tan completa. Su victoria en la Copa del Mundo de 2022 pareció el cierre del círculo del destino. Pero 2029 podría ser el momento en que el destino le entregue el trono.
Imagina la escena: Messi, con 42 años, bajo las luces doradas, sosteniendo un trofeo que el mundo no ha visto desde antes de que nacieran muchas de las estrellas actuales. El rugido, la emoción, el silencio después — todo marcaría no solo el final de un capítulo, sino el final del fútbol tal como lo conocemos.
Porque después de Messi, ¿qué viene? ¿Quién puede reescribir la perfección?
Algunos dirán que el fútbol ya ha pasado página — con Mbappé, Haaland y una nueva generación persiguiendo récords. Pero la grandeza ya no se mide en goles ni asistencias. Se mide en significado. En el hombre que hizo que el mundo se enamorara una y otra vez del juego.
Si el Super Balón de Oro regresa, no será solo un homenaje. Será el reconocimiento de que Lionel Messi es el fútbol — su poesía, su silencio, su latido eterno.
En 1989 fue Di Stéfano. En 2029 podría ser Messi.
Y cuando llegue ese día, el mundo no solo estará mirando: estará presenciando el fin de una era y el nacimiento de la inmortalidad.