Aquel año, esa cifra era una locura. En ese momento, Massimo Moratti, el carismático y apasionado presidente del Inter de Milán, estaba decidido a llevar al mejor jugador del mundo a Italia. Su ambición era clara: vestir a Lionel Messi con los colores “nerazzurri”, aunque eso significara romper todos los récords financieros del fútbol.
Moratti reveló recientemente en una entrevista que llegó a enviar a su vicepresidente directamente a Barcelona para iniciar las negociaciones con el club catalán. “Mandé a mi vicepresidente a Barcelona con una carta formal y una propuesta concreta. Era una cantidad que hoy sigue pareciendo enorme: 500 millones de euros. Pero Messi ni siquiera abrió la carta”, confesó el exmandatario con una sonrisa nostálgica.
Según Moratti, el astro argentino rechazó la oferta sin conocer los detalles. “Ni siquiera quiso saber de qué se trataba. Para él, Barcelona no era solo un club; era su casa, su familia, su vida entera. Messi se consideraba un jugador que nunca sería vendido, sin importar cuánto dinero le ofrecieran.”
El ex presidente del Inter también compartió un recuerdo personal que resume la humildad y fidelidad del capitán argentino. “Cuando hablé con él personalmente, me dijo unas palabras simples pero muy profundas: ‘Aprecio tu interés en mí, pero quiero retirarme en el Barcelona.’ Esa frase me marcó. En ese momento entendí que estaba hablando con alguien diferente, alguien que no se movía por el dinero, sino por el amor al fútbol y la lealtad a su club.”
Moratti admitió que era consciente de que la misión era prácticamente imposible, pero aun así decidió intentarlo. “Sabía que era una locura, pero tenía la esperanza de que tal vez el dinero pudiera cambiar algo. Y no funcionó. Messi demostró que hay cosas que el dinero no puede comprar. Y eso lo hace aún más grande.”
La historia se ha convertido en una de las anécdotas más curiosas del fútbol moderno. En una época en la que las cifras multimillonarias dominaban los fichajes, la negativa de Messi se erige como un símbolo de fidelidad en un deporte cada vez más movido por intereses económicos.
Moratti, uno de los presidentes más recordados en la historia del Inter, terminó la entrevista con una reflexión sincera: “Messi me enseñó una lección sin quererlo. Me mostró que el fútbol aún tiene espacio para el corazón, para la pasión, para la identidad. Intenté comprar un sueño, pero lo que encontré fue un ejemplo de lo que significa amar realmente un club.”
Hoy, mirando hacia atrás, el italiano reconoce que aquella “locura” de 2012 fue una de las decisiones más arriesgadas —y a la vez más bellas— de su carrera. “No me arrepiento de haberlo intentado. Porque, al final, Messi no solo rechazó al Inter, sino que reafirmó algo que todos deberíamos recordar: hay valores que el dinero jamás podrá comprar.”
Una oferta histórica, un rechazo legendario y una lección eterna. Así fue la historia del día en que Massimo Moratti quiso romper el mundo del fútbol… y Messi, con una simple sonrisa, le recordó que no todo tiene precio.